Da sin pensar.
Esto lo contó una vez Wayne Dyer, y más tarde se lo escuché decir a Àlex Rovira.
Cuando alguien está muy decaído, y lo ve todo negro en su vida, y a todas las mejoras posibles que le ayudan les ve un “Sí, pero…”, lo genial es proponerle algo sencillo que no pueda negarse a hacer.
¿Y qué es eso que le puedes proponer para que se sienta mejor?
Que haga algo por otra persona, la conozca o no. ¿Quién necesita algo de ayuda? ¿Una persona en la cola del supermercado que tiene prisa y sólo lleva un producto, lo puedes dejar pasar y aliviarle un poco el día?
¿Un niño que necesita una sonrisa en el restaurante? …Te lo pongo fácil, mira este vídeo:
Ciertamente, cuando te sientas decaída, piensa en mejorar la vida del otro, y algo en tu interior se interesará por la Vida, te impulsará (a veces sólo un poquito, pero lo suficiente como para seguir caminando). Y no sólo pienses en mejorar esa mini-situación del otro: hazlo. Son 3 o 30 segundos de tu vida que hacen la diferencia en la vida del otro…
Cuando accionas esto, tu mirada cambia, incluso puede ser que al ver las cosas de otra manera, algo que antes en tu día no funcionaba, ahora se solucione, o tú lo veas más fácil de solucionar.
Y ya no te digo si dedicas horas o días a los demás… 🙂
Por eso me doy cuenta de que trabajar de lo que te gusta tiene que ver con esto: cuando trabajas de lo que te gusta, estás Sirviendo a los demás, no desde la obligación, sino desde la sonrisa interna que sabe que estás haciendo lo que sabes hacer, y los demás te lo agradecen. Y así el todo, el universo, lo que es, te sostiene para que puedas seguir adelante. No es agenda, es andar fluyendo hacia la dirección del alma.
Como en Un Curso de Milagros (UCDM)
En UCDM, tú y yo somos uno, y estamos en completa unidad con todo lo que es (todo lo que realmente es, es Dios). Entonces, piensa: si hago bien al otro, me hago bien a mí (y si hago mal al otro, me acaba repercutiendo a mí…no me extenderé, pero es por ello que cuando hacemos algo no pensando en el bien común, y usando una agenda oculta, nos acaba saliendo por algún lado una emoción negativa, a menudo culpa, o un suceso-espejo no muy positivo…).
Lee la frase de la foto de este post, arriba de todo. Así es:
“Hoy aprendo la ley del Amor:
lo que le doy a mi hermano
es el regalo que me doy
a mí mismo.”
Musiquita para celebrarlo…
¿Y a ti? ¿Qué emociones o sensaciones te aporta ayudar a los demás? ¿Cómo te sentiste la última vez que fuiste consciente de que ayudabas a alguien?
Te espero en los comentarios y en la Newsletter semanal. Si quieres disfrutar más a fondo de Este Instante, visita también la página de cursos. Te impulsan hacia una vida más plena.
Un abrazo,
Mercè